Para algunos parecerá osado que compare la vida con un juego de Blackjack, no se, quizás ya alguien lo haya pensado, o lo haya escrito, pero no encuentro mejor ejemplo para el punto que hoy quiero tocar.

Diariamente tomamos decisiones, algunas insignificantes, otras que pueden alterar el curso de nuestras vidas y cambiarlas drasticamente, sea una o la otra, arriesgamos algo al tomarlas. Entoncs, puede decirse que nuestras decisiones son como fichas de gran valor que colocamos en un espacio, espacio en el que confiamos y creemos correcto, todo, con la espernza de resultar ganadores.

Pero todo tipo de apuestas tienen sus riesgos, en toda apuesta hay un grado de duda, de miedo, como también de valor, coraje, valentía...

Y sí, es mucho mil veces más fácil la posición del que observa y guarda sus fichas para no perderlas...pero ese es el mismo que se pierde de la emoción [de la vida] y de las oportunidades que se presentan en la mesa, es ese que cada vez que cuente tendrá el mismo número de fichas y pocas historias para contar sobre ellas...de su propia vida, un espectador.

Muchos optamos por comportarnos como espectadores, aislarnos de nuestra mesa asignada [donde nos desenvolvemos] y por ende, desperdiciar las fichas que se nos otorgaron [dones, habilidades], esas que solo pueden ser usadas en este lugar, que no son canjeables ni de utilidad en ningún otro lugar más que en el presente, en la vida.

Debemos llenarnos de ese coraje, valor, valentía, ganas, fuerza y voluntad que todos tenemos dentro; además de que tenemos que escuchar nuestros deseos, anhelos y corazón...

Juguemos [vivamos] con cautela pero sin miedo, escojamos las oportunidades que creamos convenientes, tracemos un plan de juego [para nuestras vidas el camino], y nunca perdamoslo de vista, nos llevará al fin que soñamos.

Recuerda siempre que en esa mesa en la que te ha tocado jugar no estás solo, a tu alrededor tienes jugadores que están contigo, listos para lanzarte un guiño, regalarte consejos, miradas alentadoras, brindarte dos manos amigas, mil y un momentos de compañía, horas y horas de su tiempo, una sincera y única amistad...tantas cosas que no pordría ni la mitad mencionar...

Para apostar, solo necesitamos conocer el valor con el que contamos, y estar seguros de que es el suficiente para ganar la partida...La fe, seguridad, creer en ti mismo...de eso se trata todo, la única regla capaz de regalarte la victoria.


Realmente no me habría motivado a escribir algo sobre "pérdidas" si no hubiera leído la última entrada por Vera. Thanks, girly!


Me puse a pensar sobre la relación del BlackJack con la vida y me di cuenta de que Vera tiene toda la razón sobre la importancia de apostar, pero todo el que apuesta, aunque sus esperanzas DEBEN estar puestas en GANAR, también debe estar preparado mentalmente para perder.
Y es que mientras más grande es la apuesta [estudios, trabajo, dedicación, objetivos], más grande la ganancia [profesión, posición, perfección, logros] y, por ende, la pérdida [fracaso]. Como dijo mi amado Leonardo DaVinci: "Aquél que más posee, más miedo tiene de perderlo". Sin embargo, cuando no se tiene nada, no hay nada que perder.
Si nos jugamos la vida por algo de lo que no estamos seguros, entonces el fracaso podría ser inevitable. Por otro lado, si tienes tu AJ, tu BlackJack seguro, apuesta TODO por ello, no tengas miedo, no vas a perder! Pero, si por alguna razón te equivocas, pierdes, entonces ya sabes, aprendes a qué no le debes apostar de nuevo.

Pierde orgulloso/a de haber tomado tu propia decisión al apostar, de haber seguido lo que tu CORAZÓN te indicó, de haber perdido lo que era tuyo y no lo de nadie más, de saber que -aunque no fuera así- estuviste seguro/a de que hacías lo correcto, porque tenías tu mente en GANAR. Pierde con humildad y sigue apostándole a la vida.

"A veces tenemos que perder las cosas para entender la importancia que tienen."
-Susanna Tamaro


El ser humano por una infinidad de motivos siempre ha temido a los cambios.
Es cierto, estamos programados para querer tener las cosas bajo control, para buscar una estabilidad en nuestras vidas que es quizás imposible de alcanzar, y luchamos día a día por mantener las cosas como queremos, para crear un espacio seguro en el que las afecciones de la vida, sus cambios, no nos afecten.

Con cada día que muere descubrimos en nosotros cosas nuevas, que pueden ser buenas o malas, favorables o no favorables a nuestras vidas, en cualquiera de los segundos casos entendemos que hay algo que cambiar, algo que mejorar y enderezar en nosotros...aquí es cuando en la mayoría de los casos nos falla la voluntad.

Cuantas veces me he dicho que necesito cambiar algo en mi misma y me descubro una y otra vez en el acto repetitivo del error...cambiar aspectos de nuestra vida no es algo fácil, requiere grandes dosis de esfuerzo, costumbre y voluntad...y por más lejos que parezca el objetivo, realmente no es imposible.

No dejemos que nuestra autoprogramación terrenal enemiga del cambio y las cosas nuevas nos impidan mejorar como personas, nos impidan crecer y experimentar cosas nuevas. El miedo es el sentimiento más egoísta, siempre intenta cohibirte de sentir algún otro, te propone finales trágicos y no beneficiosos, todo para que no arriesgues, todo porque solo quiere existir él y no morir en tí, quedarse ahí por siempre a base de mentiras y exageraciones. El miedo nos quita algo de vida cada vez que gana fuerzas.

No es que nos lancemos sin medida a las cosas, es que nos autodescubramos diariamente y conozcamos nuestras limitaciones probando nuestar capacidad a tráves de los cambios.

Tenemos lo necesario para hacer de nuestras vidas esas que soñamos, pero tenemos que entender que los sacrificios y cambios son parte del proceso...entonces, estamos realmente dispuestos a pagar el precio?, o esperamos que nos caiga del cielo todo lo que alguna vez hemos deseado?...Dios siempre nos escucha, sabe lo que queremos y está dispuesto a ayudar y proporcionar, pero como cualquier buen padre no quiere que sus hijos obtengan las cosas por la vía fácil, así nunca aprenderíamos a apreciarlas, ni valoraríamos el trabajo duro y el luchar por lo que creemos y queremos, Dios quiere hijos fuertes, con voluntad y corazón valiente...todo eso lo aprendemos en el camino, todo eso mediante las pruebas que nos acercan más a nuestras metas.

[Dios nos proporciona las oportunidades, a nosotros nos corresponde tomarlas].

Si hoy orara para que el Señor me ayudé a ser una gran doctora y me sentara tranquilamente a esperar que mi oración fuera respondida, lo más seguro es que me enfrente cara a cara con una decepción, pero si hago la misma oración y pongo todas mis fuerzas en mis estudios, trabajando duro por mis metas y lo que quiero lograr, las puertas empezarán a abrirse y cada vez más estará más cerca mi respuesta, Dios recompensará mi esfuerzo y responderá mi oración, por que ha visto en mí las ganas de cambiar mi realidad.

[Cambiar] está al alcance de todos.

Estoy parada en el escalón donde me doy cuenta de que he sido fuertemente ofendida, me han pedido perdón [posiblemente con honestidad], he "perdonado" y siento que la ofensa me persigue donde quiera que voy, entonces me pregunto: ¿Realmente he perdonado?

Al rato noto que siento algo pesado en mi alma, algo que me esta molestando, como una carga que no es mia y simplemente debo soltar. Me sorprende un poco descubrir que esa ofensa que me persigue es la causa de la carga que siento. No, no he perdonado.

Perdonar no es responder "Sí. Te perdono." cuando nos piden perdón, no es esperar que la persona se arrepienta de corazón para nosotros perdonarle de corazón, mucho menos es olvidar la ofensa en el momento que "perdonamos" y luego recordarla, así por así, y enojarnos de nuevo.

Perdonar es entender que, si lo que pasó no te quitó la vida, tienes que seguir viviendo, que si la situación te dejó problemas, no importa lo mucho que te enojes con el causante, tendrás que lidiar con ellos, que la persona que te hizo [lo que fuera] tiene esa carga en su consciencia, por lo tanto, no tiene sentido cargar tú también con lo mismo. Perdonar es mostrarle al que te ofende [y a todo el mundo] que el amor es más fuerte que cualquier mal y cubre todo lo que falta.
Solamente aquellos espíritus verdaderamente valerosos saben la manera de perdonar. Un ser vil no perdona nunca porque no está en su naturaleza.
-Laurence Sterne

Perdona siempre a tu enemigo. No hay nada que le enfurezca más.
-Oscar Wilde

"Puedo perdonar, pero no olvidar'', es sólo otro forma de decir, "No puedo perdonar.''
-Henry Ward Breecher

Perdonar es no tener demasiado en cuenta las limitaciones y defectos del otro, no tomarlas demasiado en serio, sino quitarles importancia, con buen humor, diciendo: ¡sé que tú no eres así!
-Robert Spaemann

Se perdona mientras se ama.
-François de la Rochefoucauld

Hoy yo estaba llevando a mami a un lugar. Ella iba conduciendo, pero su carro tiene el guía del lado derecho, entonces parecía que yo iba al volante. El asunto es que cuando llegamos al lugar había un señor indicando a los que llegaban dónde debían estacionarse, como él cree que yo soy la que está conduciendo me dice:
-Doña, no puede pararse ahí, el parqueo está por ahí atrás.
[yo entendí: Gorda, no puede pararse ahí, el parqueo está por ahí atrás.]
Y le digo:
-¿Usted me está viendo a mi con el guía en la mano? ¡Yo me voy de una vez! ¡Y yo no me llamo "Gorda"! ¿¡Usted quiere que yo le llame "PRIETO"!?
El hombre se queda con cara de "WTH?" y yo con mi cara de pique doy la vuelta y cuando me iba veo que al lado del hombre hay un chamaquito muerto de la risa y le pregunto [con mi mal tono]:
-Y usted, ¿de qué se ríe?
Él contesta:
-Él te dijo "Doña" no "Gorda" y tu le diste un boche sin él hacerte nada.

No me morí de la vergüenza porque el hombre no supo lo que yo entendí, pero empecé a pensar en todos los errores que he cometido simplemente por no ESCUCHAR.

A veces no estamos seguros de lo que oímos, sin embargo, actuamos de acuerdo a lo que "entendimos" o lo que "suponemos que nos dijeron". Podríamos pedir que nos repitan lo que dijeron, o responder con un simple "¿Qué?", en lugar de ponernos a inventar y, ocasionalmente, cometer un error.

Saber escuchar es una virtud. Hasta la biblia dice en Proverbios 18:13: "Es necio y vergonzoso responder antes de escuchar. [NIV]"
Escuchar supone callarse, donar tiempo, aguardar, acoger, querer entender, preguntar, sugerir... y de nuevo callarse.

Del escuchar procede la sabiduría, y del hablar el arrepentimiento.
-Proverbio Italiano.